Amaguaña

Su nombre se debe al cacique Amador Amaguaña, el cual quiere decir “tierra de vida”. Amaguaña está asentada al costado derecho del río San Pedro y en las faldas del volcán Pasochoa.

Se ha determinado que esta zona fue un tianguez (mercado) indígena, el cual durante la época colonial pasó a ser una gran hacienda donde se instalaron los telares de Chillo (Hacienda Chillo-Jijón).

Se encuentra al suroccidente de Limita al norte con la depresión de Cachaco o Cachiyacu (agua salada), lugar ideal para hacer deporte y disfrutar del parque ecológico. Al sur, en cambio, se encuentra la explanada de El Ejido, la cual como su nombre lo indica, es un campo común destinado al pastoreo.

Este territorio limita al norte con la parroquia de Conocoto, al sur con el Cantón Mejía, al este con el cantón Rumiñahui, y al oeste con el Cantón Mejía y la ciudad de Quito.

La vía hacia Amaguaña conduce al viajero por una zona que combina el entorno campestre con la presencia de algunas industrias. El parque y la iglesia conservan su estatus de núcleo cultural y social, y los vecinos mantienen la cercanía y cordialidad que caracteriza a lavida parroquial.


Sus cánticos se escuchan a lo lejos y las alpargatas de los danzantes suenan mientras los danzantes recorren por los viejos caminos adoquinados de Amaguaña, que celebra sus 151 años de fundación.
Después aparecieron los danzantes, quienes traían bandejas de madera llenas de granos frescos. Con sus camisas de lino bordadas con flores y sus viejas alpargatas, estos personajes bailaron al son de las canciones típicas de su tierra y recorrieron el camino que va desde la plaza principal hasta la explanada de Amaguaña. Durante el trayecto protagonizan una gran presentación, que es aplaudida por la gente del pueblo.
Después aparecieron los danzantes, quienes traían bandejas de madera llenas de granos frescos. Con sus camisas de lino bordadas con flores y sus viejas alpargatas, estos personajes bailaron al son de las canciones típicas de su tierra y recorrieron el camino que va desde la plaza principal hasta la explanada de

Amaguaña. Durante el trayecto protagonizan una gran presentación, que es aplaudida por la gente del pueblo.

Ser un danzante en Amaguaña no es nada fácil. Para empezar, hay que saber animar a la gente. También hay que bailar al ritmo que imponen las distintas bandas y orquestas. Durante las presentaciones, el grupo tiene que armar coreografías enteras, porque son observados atentamente
 por el público, que ve en ellos el principal espectáculo de la jornada.

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